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Los objetos de vinculación

rezando cruz entre las manos

Los objetos de vinculación

Ciertos objetos que guarda el superviviente durante el proceso de duelo pueden entorpecer e incluso hacer fracasar la Terapia de Duelo. A estos objetos se les conoce como objetos de vinculación. Tienen un gran poder simbólico y el paciente los suele conservar, ya que le permiten seguir manteniendo una relación con el fallecido.

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Tipos de objetos de vinculación

El objeto de vinculación puede ser una pertenencia del fallecido o algo que llevara puesto habitualmente, como un colgante, una pulsera, una gorra, etc. También puede ser algo por lo que el fallecido tuviera un gran afecto como un amuleto, un libro o una cámara de fotos, por ejemplo.

A veces puede ser simplemente una fotografía del fallecido o incluso algo que el superviviente tuviera a mano cuando recibió la noticia de la muerte o vio el cuerpo del fallecido.

En la mayoría de los casos, la conexión con estos objetos de vinculación es muy poderosa. Algunos pacientes por ejemplo, pueden no querer salir a la calle, si no es llevando puestas algunas joyas del fallecido.

¿Por qué son tan importantes para el superviviente?

Los objetos de vinculación se utilizan para afrontar la angustia de la separación. Por otro lado, se cree que marcan un límite psíquico difuso entre el paciente y el fallecido. Como si su empleo permitiera la fusión de ambas entidades en una sola, la del superviviente.

Tanto es así, que no son pocos los casos extremos por ejemplo, en los que el paciente ha llegado a ingerir parte de las cenizas del difunto en un acto por atrapar dentro de si, la esencia del ser querido.

Los objetos de vinculación son similares a los objetos de transición que poseen los niños como pueden ser una simple manta o los famosos peluches dudús que tanto éxito tienen entre los más pequeños.

Estos objetos de transición les hacen sentir más seguros y protegidos durante el tránsito entre la seguridad y la protección asociada a los padres y su propia necesidad de crecer, explorar y desvincularse de la familia para ser ellos mismos.

A medida que el niño crece, estos objetos suelen ir quedando en un segundo plano. Sin embargo, cuando los necesitan, no encontrarlos les provoca una gran ansiedad.

Una trampa para elaborar el duelo

En el caso de los adultos, los objetos de vinculación pueden obstaculizar el proceso de duelo porque evitan el afrontamiento y elaboración del mismo a través de la negación de los sentimientos negativos que en ocasiones despertaba el difunto en el paciente.

Hay pacientes que guardan ciertos objetos del difunto porque que les recuerdan los buenos momentos que compartieron juntos. Esto le impide al superviviente, hacer frente a esa ambivalencia (ira, tristeza, culpa, etc.) que en muchos procesos de duelo esta presente y que debe ser expresada para poder superarse.

No hay que confundir un objeto de vinculación con un recuerdo. Guardar un recuerdo de la persona fallecida es algo totalmente aceptable. La diferencia entre un recuerdo y un objeto de vinculación es, que este último posee mucho más significado, es algo simbólico y si se pierde provoca unos niveles de ansiedad muy elevados.

Tras la terapia de duelo, muchos pacientes deciden por ellos mismos regalar o simplemente deshacerse de estos objetos de vinculación. Poco a poco y a medida que se elabora la pérdida, el vínculo con estos objetos, que no con el fallecido, se va diluyendo. Y eso, sin lugar a dudas, es una muy buena señal de que el duelo se esta resolviendo de manera satisfactoria.

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