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¿Por qué somos infieles?

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¿Por qué somos infieles?

No existe una definición acordada para lo que en realidad es considerado una infidelidad. Para algunos, el sexting o simplemente ver porno ya es pasarse de la raya. Para otros, tener un doble perfil de Facebook o ser el accionista mayoritario de Tinder es ser algo más que extrovertido.

No son pocas las parejas que acuden a Terapia de Pareja buscando respuestas tras haber transitado una infidelidad. Muchas llegan a consulta con dudas sobre la conveniencia de continuar o no la relación. Otras tantas ya llegan con la decisión tomada y tan solo buscan una confirmación por parte de un profesional que abale y de alguna manera legitime su decisión unilateral de dar por finalizada la relación.

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¿Engañamos tanto?

Es por eso que el porcentaje de gente que engaña posee un amplio rango que va desde el 30% al 75% de las parejas según las últimas encuestas en España. Pero también hay que tener en cuenta el efecto deseabilidad social.

hombre agarra culo por detras a mujer

Es decir, está comprobado que la amplia mayoría de nosotros, frente a este tipo de preguntas que pueden de alguna manera suscitar un juicio o una valoración no muy positiva hacia uno mismo, solemos, digamos maquillar un poco las respuestas.

De cualquier forma, en los más profundo de nosotros, queremos ser fieles. Lo que pasa es que no siempre lo logramos. Y por otro lado, cuando metemos la pata, solemos ser más permisivos con nosotros mismos que con nuestra pareja.

De ahí que en muchas ocasiones cuando pedimos compresión para que nos perdonen una infidelidad y de repente, en un arrebato de sinceridad, nuestra pareja nos confiesa que ella también nos fue infiel, nosotros, los ofensores nos convertimos en ofendidos, negando la compresión que pedíamos para nosotros hace apenas unos segundos.

La infidelidad es un acto de traición definitiva que arrebata a la pareja su propia identidad. Es extremadamente común, universalmente practicado y a la vez tenazmente ocultado.

Tampoco es nada nuevo, ya que se viene practicando desde que el mundo es mundo, es más, es el único mandamiento que se repite dos veces en la Biblia. Uno por pensarlo y otro por llevarlo a cabo.

Mientras que los hombres alardean y exageran sus aventuras, las mujeres las ocultan y las niegan. Esto se debe a la presión de la sociedad patriarcal en la que vivimos. No hay que olvidar que todavía existen países en los que las mujeres pagan con su vida el adulterio.

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Los hombres en matrimonios sin sexo son infieles para permanecer en ese matrimonio, por lo general. Y las mujeres son infieles, para abandonar un matrimonio sin sexo. Las mujeres también engañan, solo que son más disimuladas, simplemente no se les pilla.

Existen algunas diferencias de género dignas de mención entre mujeres y hombres. Mientras que las mujeres son más tolerantes a la hora de perdonar una infidelidad de tipo esporádico-situacional, los hombres son más intransigentes sea cual sea la causa o motivación del engaño.

Las mujeres suelen requerir una mayor implicación emocional para cometer una infidelidad. Esto quiere decir que ellas tienden a establecer vínculos afectivos con sus amantes con mayor frecuencia que los hombres.

adan y eva

En el caso de los hombres, a diferencia de lo que les ocurre a las mujeres, difícilmente la aventura acaba en un enamoramiento alternativo, dada la poca implicación sentimental.

Es por eso que en la infidelidad femenina, es la mujer por coherencia, la que decide romper la pareja y así poder vivir su nueva relación en libertad. Y los datos así lo avalan: la proporción de mujeres que deciden romper su relación y abandonarse a su nuevo amor es 4 veces superior a la de los hombres.

De cualquier forma, si somos sinceros con nosotros mismos ya nadie es monógamo. La amplia mayoría de nosotros ha tenido más de una relación estable en su vida. Así que no es de extrañar que alguien pueda decir que ha sido monógamo en todas y cada una de sus relaciones, aunque esto pueda sonar un tanto contradictorio.

Nunca ha sido más fácil engañar y nunca ha sido más difícil guardar un secreto. Cualquier descuido puede exponer al detalle nuestra aventura más oculta. Mensajes, fotos, vídeos, todo puede quedar al descubierto ante los ojos impertérritos de nuestra pareja. Es por eso que la infidelidad en la era digital es más que nunca, una puñalada por la espalda.

5 buenas razones para engañar

Entonces ¿por qué engañamos? ¿Qué fuerza nos empuja a cruzar la línea aun a riesgo de perderlo todo? Pues aquí de dejo 5 de las motivaciones más frecuentes que nos llevan a ser infieles:

La búsqueda de afecto

Este tipo de motivación es más frecuente en mujeres y suele deberse al desgaste emocional que la relación sufre cuando, tras un tiempo la pareja ya no son el uno con el otro.hombre infiel

Ocurre cuando la distancia entre ambos se ha convertido e un abismo insalvable y ninguno de los dos realmente esta para el otro. Esto se traduce en una insatisfacción vital profunda que abre las puertas a terceras personas.

La autoafirmación

Este tipo de infidelidad se observa en parejas que no tienen por que estar atravesando una crisis. En ellas, un miembro de la pareja suele poseer ciertos rasgos narcisistas o egocéntricos. Para protegerse, el narcisista necesita alimentar su hambriento y desmedido ego con aventuras y escarceos varios que confirmen su valía, sobretodo en el terreno sexual si hablamos de hombres, que son por otro lado, los que más practican este tipo de infidelidad.

Venganza

Suele ser más habitual en mujeres y su objetivo es como se suele decir «quedar en paz» con una infidelidad cometida con anterioridad por la pareja. A menudo, es una infidelidad no confesa, sobretodo en el caso de las mujeres ya que les basta la satisfacción intima de que el agravio ha sido equiparado.

mujer y hombre hablanCuando es el hombre quien la práctica no es en el sentido estricto de venganza. Mas bien, el hombre suele utilizar una infidelidad previa de su pareja como licencia para cometer él, sin sentimiento de culpa el mismo agravio. Una especie de barra libre hedonista en lo que menos importa es realmente vengarse de su pareja.

Necesidad sexual

Un déficit sexual importante, tanto en la calidad como en la cantidad suele conllevar una frustración asociada que puede desembocar en la búsqueda de alternativas más atractivas. Esta motivación afecta por igual a hombres y mujeres, aunque la mujer tiende a encubrirla y disfrazarla de búsqueda de afecto.

Búsqueda de reacción

A veces la infidelidad, aunque parezca contradictorio, busca acercar posiciones, reducir ese distanciamiento emocional entre la pareja. Este tipo de infidelidad busca que el otro despierte de su letargo y caiga en la cuenta de lo que se esta perdiendo.filete de carne levantando pesas

Típico de este tipo de infidelidad son las «pilladas». Si te preguntas como es posible que no borraras aquellos mensajes, aquellas fotos o cómo no borraste aquel número de teléfono, es que se trata de una infidelidad tras la que hay una búsqueda de reacción.

Para que lo entiendas, a menudo la imprudencia, el desatino o el aparente despiste que dejó al descubierto tu infidelidad, obedece en realidad a un fuerte deseo inconsciente de hacer temblar las bases de tu relación con la esperanza de hacerla despertar. Vamos, que lo que querías en realidad era que te pillaran con el carrito de los helados.

¿Qué esconde una infidelidad?

Pero ¿qué hay detrás de toda infidelidad? ¿Qué lugar común comparten todas ellas, independientemente de la motivación que las impulsa.

La respuesta es bien sencilla. Una aventura es una traición profunda que en la mayoría de las ocasiones no es más que la gota que colma el vaso de un relación ya moribunda y resentida.

Nadie decide terminar una relación a causa de una infidelidad, aunque se empeñe en repetir que así fue. Una infidelidad no suele ser la causa de una separación sino un síntoma más de una muerte anunciada.

flor y abejaPero una aventura, más que cualquier cosa, es una expresión de añoranza y pérdida. En lo más profundo de una infidelidad hallaremos una necesidad, un anhelo de conexión emocional, de libertad, de autonomía, de deseo erótico, de novedad. Un deseo de recuperar fragmentos perdidos de nuestra propia identidad.

Es por eso que cuando nos encontramos en los ojos del otro no siempre nos alejamos de nuestra pareja sino de la persona en la que nos hemos convertido.

dos cigarros en la consulta del psicólogoNo es tanto que estemos buscando a otra persona, sino en busca de otro yo. Por eso, contrario a lo que puedas pensar, las aventuras tienen que ver menos con el sexo y más con el deseo. El deseo de sentirse único, importante, el deseo de atención.

Y claro, la misma estructura de una aventura no hace otra cosa que avivar ese deseo. El no poder poseer completamente al otro, la ambigüedad, el secretismo.

Al fin y al cabo todos deseamos aquello que no podemos tener. El poder de lo prohibido. ¿O es que a ti no te pasa?

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